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lunes, 13 de mayo de 2019

¿Era 0.082 o cuánto?

Depende.

Un viernes de mayo andaluz, mi madre me compró un balón de plástico ultraligero.

Botaba hasta una altura de 10000 metros. Al menos a mí me parecía eso en aquel entonces. Jugué con él durante 15 minutos. Dios, cómo lo disfruté esos 15 minutos. Lo dejé en la terraza y me fui corriendo a comer. Había pollo con patatas fritas.

Cuando volví a por él, se había reducido a una pelota de tamaño diminuto por culpa del sol. Casi ni botaba. Fue una gran lección de la vida.

Aprendí que:

1. Los gases aumentan de volumen con la temperatura bajo una presión constante y que cuando la temperatura disminuye, te jode la vida.

2. Bueno fue lo que se disfrutó aunque breve fuera

3. Manejar la frustración de los gases ideales. Jodida ley de los gases ideales. Jodida constante universal de los gases ideales.

4. En realidad era mi culpa no la del Sol.

Ahora me siento un poco así. Como la pelota, quiero decir. Como desinflada. No es necesariamente malo.