Hermanos forzosos. No hay dinero para la emancipación, las ingenierías tienen proyecto. Genial, añade otro año más. Caos y desolación. Discusión. Cuidado, ojo, que te estoy amenazando, increpa el sujeto A. Que como no me des lo que pido deberás atenerte a las nefastas y sobretodo dolorosas consecuencias. Ojito, ojito.
¿Muerte?, ¿U.C.I?, ¿bazucas?, ¿antrax?, ¿lásers que te dejan ciego? Inmediatamente el sujeto B teme lo peor.
Entonces es cuando el sujeto A lleva a cabo su escrupuloso y milimétricamente elaborado plan: descuelga el teléfono exactamente en el ángulo previamente estudiado, tal que exista el menor coeficiente de rozamiento entre el auricular y la base del teléfono para no extenuarse de la ardua tarea, marca un número relacionado con la cúspide de la diplomacia de este país y se chiva al progenitor del sujeto A y B. Rezuma madurez por los cuatro costados. Ajá. Ajá.
Y que me había levantado yo en plan de buen rollo y me lo corten así, de esta manera. No hay derecho:
A-C-U-S-I-C-A.