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jueves, 9 de enero de 2014

¡Bienvenido, Míster Marshall! (1953)

-"Bien pudiera ser que este  cuento no tuviese final. En general las cosas nunca acaban del todo... no salen del todo como... ni tampoco salen como uno se hubiera imaginado, pero no crean que el pueblo está triste porque los americanos hayan pasado sin detenerse, nooo. Mirelos, ahí los tiene, tan contentos, sí sí, tan contentos. No se figuran ustedes lo oportuna que es esta lluvia. Con este agua van a crecer muchas cosas. La esperanza por ejemplo. Mientras tanto eso sí, hay que pagar entre todos sin echar la culpa a nadie lo que se ha gastado en este... carnaval . Los que no pueden contribuir con dinero, pagan con especies, da igual. El que hace dos días pedía un tractor, apenas si puede hoy entregar un saco de patatas. En realidad son unas peticiones al revés y nadie se guarda rencor. Sobre todo nadie está triste. Mejor dicho Manolo y Carmen Vargas un poco. Se habían encariñado con Villar del campo, perdón del río y Villar del río con ellos. Por eso Manolo se siente algo culpable de lo que ha sucedido y paga su deuda con esa sortija de oro que le regalaron en Boston. Ahora ellos entregan el pan y la sal y todos es posible. Lo mismo el invento de física recreativa con el que el médico pensaba demostrar la trayectoria balística de las perdices, que el aparato con el que don Pablo luchaba contra su sordera, o la vieja espada con la que peleó en América uno cualquiera de los antepasados a quien se comieron los indios. Muchas gracias don Luis. Es lo mismo. Todo lo que se entrega hoy tiene para esta buena gente un sólo valor: el de su corazón. Bueno, ahora sólo queda quitar toda esta tramoya del medio , las flores falsas, los trajes falsos... y Villar del río vuelve a ser lo que ha sido siempre: un pueblecito cualquiera. Ya se sabe a veces pasan cosas pero luego... luego sale el sol, todo brilla y todo vuelve a repetirse. El humo es otra vez tranquilo las mujeres cosen en silencio. Las vacas no, no mascan chicle. Lo hacen habitualmente. Sí, ahora hay sol y hay esperanza. Suena la campana la vieja campana, ¿oyen? Y como siempre un hombre que está trabajando se levanta y descansa, o sueña mirando hacia arriba, al cielo porque en definitiva... quién es quien no cree en los Reyes Magos? Y colorín colorado este cuento se ha acabado".

Pero cómo una película con tantos años a la espalda puede tratar una temática tan actual. Sin duda el secreto de un clásico. No hay ni uno en este país (incluidos norte y sur, este y oeste) que se escape a la crítica de este clásico. Chapeau! Para que luego digan que el cine español da asco (aunque bien es cierto que suele ser más la excepción que la norma, también hay que admitirlo).