Ordenar cada recoveco de tu dormitorio de cuando vivías en casa de tus padres y rememorar momentos; los buenos y los malos. Recuerdos en forma de documentos, dibujos, pequeñas creaciones, fotos... Aprender, saber que pese a que no lo creas, has hecho cosas en tu vida con algún tipo de buen resultado y que finalmente has conseguido algún objetivo que otro. Recuerdos que huelen a humedad y que saben sacarte una sonrisa. Memento. No está mal para comenzar el año.
Vista frente a mi ventana. |