-Tu me dégoûtes.
-Oui, je sais.
Acabamos de asistir a uno de los diálogos
más hermosos en muchos años.
Siempre afirmamos que la vida es
dura, pero olvidamos que también es graciosa en numerosos aspectos. Sublime.
Luego morimos y nada ocurre. Todo se olvida. Recordadlo, amigos.