Veamos, inexplicablemente los colores pasan desapercibidos. Esa pareja se divisa en blanco y negro. El hombre viste gabardina, un sombrero borsalino y además habla con voz profunda y sosegada. Frunce el ceño a la vez que habla con la chica. Entonces hace una pausa para encenderse el cigarrillo. Continúa la conversación instantes después con el cigarrillo en la comisura de sus labios, al lado izquierdo.
Quizás el hombre le llame baby, quizás no. Quizás la llame por su nombre, María, Johana, Mónica, o quién sabe, por qué no, Paco.
La atmósfera, como ya he comentado, es grisácea. No hace frío, pero el sol brilla por su ausencia. Con lo cual, tampoco hace calor. Lamentablemente en este lugar es prácticamente siempre así. Es gris. De repente se escucha una detonación. Algo ha sucedido, pero esos primeros instantes en los que nadie sabe qué ha pasado, ni cómo, ni cuando... dan la mano al momento nefasto. Ese en el que damos una vaga respuesta a anteriores cuestiones, resumidas en una frase:
-¡Pierre ha muerto!
Ella huye asustada, mira hacia atrás en numerosas ocasiones. Ahora comienza a llover torrencialmente. Vuelve a mirar, esta vez con la melena pegada a su cara por el peso de la lluvia. Abre la boca para tomar aire y sigue corriendo. Pisa un charco; pierde una bailarina color púrpura, suponemos, que no le impide continuar con la marcha, sin embargo.
Ya no hay escapatoria. Ella queda tendida en el suelo. Un objeto contundente ha atravesado parte de sus carnes por la espalda. La lluvia ahora recorre nuestros rostros. Hemos corrido irresponsablemente tras toda la escena, para poder evitar lo peor o simplemente para ser partícipes como meros espectadores. Nada hemos podido hacer. Respiramos sonoramente. Rápidamente. Escuchamos un hilo musical. Notas largas, ligadas, que ayudan a ralentizar aún más el momento. Seguimos respirando profundamente para tomar aire. Ya no somos jóvenes. No estamos en forma.
-Jimmy, tenemos un problema.
Efectivamente, Jimmy y J.R. tienen un promblema. J.R. eres tú. No lo olvides. La Operación no ha salido según lo planeado. Que no os quepa la menor duda de que habrán dimisiones obligatorias, despidos y descensos por doquier en el departamento, J.R.
Pero en este momento Jimmy y J.R. (tú) no pensáis en nada. Tan sólo os limitáis a observar los cuerpos tendidos en el suelo bajo la lluvia. La sangre se mezcla con la lluvia. Es de un color rojizo difuminado.
Jimmy se arrodilla porque no sabe cómo reaccionar. Tú te limitas a dar pequeñas vueltas en círculos con las manos en las sienes. No sé.
J.R. ni siquiera ha escuchado lo que Jimmy acaba de vociferar. Sigue describiendo círculos. Vaya mierda. Notas largas, ligadas y redondas.
Nunca los planes están lo suficientemente preparados. Nunca salen conforme a lo esperado.
Podrás medir una distancia con exactitud de mmicras, podrás controlar el botón de la maquinaria pesada, conseguirás hacer cagar al gato en el váter,... pero nunca, digo nunca, extrapolar el resultado de tu función lo suficientemente exacto para poder describir lo que el azar nos tiene reservado. No no puedes.
Qué de sinsentidos por el mudo.
¿Pierre a muerto?
Continuará...